BioinnovaTI Revista Científica Multidisciplinaria
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A&B Pubec.
Sarmiento S. La terapia génica en el tratamiento de enfermedades del sistema circulatorio.
BIOINNOVATI.2022;1 (1):16-21
modificados para entregar los genes
terapéuticos a las células del paciente. Los
vectores más utilizados son los virus
adenoasociados (AAV) debido a su
capacidad para transducir eficientemente
diferentes tipos de células, incluidas las
células del sistema circulatorio.
La terapia génica en enfermedades
circulatorias ha demostrado resultados
prometedores en varios estudios clínicos
iniciales. Por ejemplo, en la hemofilia B, se
ha logrado aumentar los niveles de factor
de coagulación en los pacientes, reduciendo
así la necesidad de infusiones regulares de
factor de coagulación externo. Sin embargo,
la terapia génica para la hemofilia A, que
implica la entrega del gen del factor de
coagulación ausente o defectuoso, sigue
siendo un desafío debido al gran tamaño del
gen.
En el caso de la enfermedad de células
falciformes, la terapia génica se ha centrado
en modificar las células madre
hematopoyéticas del paciente para
producir una forma normal de
hemoglobina. Los resultados preliminares
de ensayos clínicos han mostrado mejoras
en los síntomas clínicos y la calidad de vida
de los pacientes, un que aún se necesita
más investigación para evaluar la eficacia a
largo plazo.
En el hipercolesterolemia familiar, se ha
utilizado la terapia génica para introducir el
gen funcional del receptor de lipoproteínas
de baja densidad (LDLR) en las células del
hígado, lo que ha demostrado reducir
significativamente los niveles de colesterol
LDL en pacientes con esta enfermedad.
Además, se están realizando
investigaciones para el tratamiento de la
enfermedad arterial periférica mediante la
terapia génica, con el objetivo de mejorar la
perfusión sanguínea y promover la
formación de nuevos vasos sanguíneos en
las extremidades afectadas.
Si bien la terapia génica muestra un gran
potencial en el tratamiento de
enfermedades del sistema circulatorio,
existen desafíos y consideraciones
importantes a tener en cuenta. Estos
incluyen la eficiencia de la entrega del gen a
las células objetivo, la respuesta inmune del
paciente al vector viral utilizado, la
durabilidad de los efectos terapéuticos y la
seguridad a largo plazo.
Conclusiones
En conclusión, la terapia génica ha surgido
como una estrategia emocionante y
prometedora para el tratamiento de
enfermedades del sistema circulatorio. A
través de la entrega de genes terapéuticos a
las células del paciente, se busca corregir los
defectos genéticos subyacentes
responsables de estas enfermedades,
abriendo nuevas posibilidades para mejorar
la calidad de vida de los pacientes.
En ensayos clínicos iniciales, la terapia
génica ha demostrado la capacidad de
aumentar los niveles de factor de
coagulación en la hemofilia, mejorar los
síntomas y la calidad de vida en la
enfermedad de células falciformes, reducir
los niveles de colesterol LDL en el
hipercolesterolemia familiar y promover la
formación de nuevos vasos sanguíneos en la
enfermedad arterial periférica.
Sin embargo, es importante destacar que
aún existen desafíos y consideraciones a
tener en cuenta. La eficiencia de la entrega
del gen, la respuesta inmune del paciente al
vector viral, la durabilidad de los efectos
terapéuticos y la seguridad a largo plazo son
aspectos críticos que deben abordarse en la
investigación continua.
Además, se necesita realizar más
investigación y estudios clínicos para
perfeccionar y ampliar el alcance de la
terapia génica en enfermedades
circulatorias. La colaboración entre
científicos, médicos y reguladores es
esencial para garantizar que esta terapia se
desarrolle de manera segura, efectiva y
ética.
A pesar de los desafíos, la terapia génica
representa una promesa emocionante para
el tratamiento de enfermedades del
sistema circulatorio, ofreciendo esperanza a
los pacientes y abriendo nuevas
perspectivas en el campo de la medicina
regenerativa. Con avances continuos en la
comprensión de la genética y la tecnología